Escribo un montón. Mayormente cosas sesudas (Ñoñas escuche decir una vez a una "amiga"). O que pretenden serlo.
Cuando niño me gustaba escribir poesía...los poemas eran de amores, de esperanza, de lucha y de sociedad, pienso que hoy calzan con la palabra Tristeza, como ánimas que arden en un purgatorio. Algo expresaban. Trataba de decir: estoy aquí, y no lo paso tan bien. En realidad yo mismo era el destinatario de esos poemas ¿O no?. No se los mostraba a nadie, es más, los escondía, como escondí (Y quizás aun hoy) escondo mis sentimientos. De cualquier forma eran un consuelo. Además, pensaba que en algún momento esos poemas serían reconocidos Por quién aun no se.. ¿habrá sido por mi (M) Others? como una obra de arte. Había pues orgullo en el dolor. La cuestión era perfeccionar su diseño. Ellos serían mi salvación.
En algún momento dejé de hacerlos... ahora son más distantes... siento que los extraño.
En algún momento dejé de hacerlos... ahora son más distantes... siento que los extraño.
Luego, en otro momento, comencé a escribir. Asuntos muy personales, mensajes a mi mismo en los que trataba de esclarecer mis circunstancias. Mis dilemas eran siempre atormentados. Podía revelar lo que guardaba en silencio. Pero también eran ejercicios.
El siguiente paso fue escribir sobre el mundo social. Siempre lo hacía desde la tercera persona pues me parecía pretencioso usar el yo (¿No es acaso el YO un fantasma?). Escondía mi autoría y también mi perspectiva (¿Habré sido siempre Inconsciente?). Con el tiempo mi escritura se llenó de referencias académicas. Hasta la ostentación deliberada. Me imagino que buscaba legitimidad (¿Vuelta del fantasma?). En todo caso siempre aposté por la libertad. Trataba de encontrar lo que quería decir, aquello que surgía en el acercamiento a algo.
Mis opiniones nunca buscaron ser populares.
Pero no podía dejar de buscarlas. Desde un inicio mi apuesta fue llegar lo más rápido a lo más hondo. Con el tiempo he ido incursionando en otros géneros. He mezclado ensayo con poesía. Y también he escrito crónicas y relatos. Entonces, resumiendo: comencé escribiendo para salvarme, para ganar el premio nobel, para transformar el país, para hacerme un sitio, para ganar dinero. Ahora a "mis tantos años", ido el impetú de los mandatos y casi perdido el gusto por la (auto)mortificación, sigo escribiendo aunque ya no se bien porque.
Será la costumbre.
En todo caso me he hecho de un estilo que me da gusto (¿Deseo o goce?). A veces quisiera perfeccionarlo ("Bendito" SuperYo). Depurar todo lo innecesario. Con frecuencia pienso que debería dejar el tono pastoral propio del discurso psicoanalista. Ser todo lo crudo que también soy. En realidad vivo en la duda. Lo que más me gusta es participar en la maravilla del lenguaje. Encontrar que lo escrito es eso que siento, lo que he alcanzado a pensar gracias a la escritura. Lo más interesante es, desde luego, convertir las sombras en palabras. No dejar escapar lo difuso, lo que me resulta todavía innombrable, lo leve e inquietante (Gracias J. Lacan).
No obstante, leyendo a Juan Davis Nasio ("Los Gritos del Cuerpo") me doy cuenta que solo araño superficies (¿Será mi lado neurótico?). Entonces qué hacer, ¿reconciliarme con mis límites? No, en realidad, me gusta excavar. De niño quise ser poeta.
2 comentarios:
Estimado:
EL tiempo es ingrato y con gusto me daré la agradable tarea de ller y comentar vuestros escritos. Por ahora, paso a saludarlo y a desearle una feliz navidad, qe el aniversario del nacimiento de nuestro señor Jesucristo te colme de bendiciones, tal y como ha sido siempre.
Al estadio, cuando el Chemo para un equipo, en el primer enfrentaiento, ahí estaremos. Espero eso sí que no hay ningún peruano en el plantel... ja, ja, ja. Que Cominges, ¡¡¡qué traigan de vuelta a Darío!!!
Que Dios me lo bendiga buen hombre.
escribo, luego existo.
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